A PROPÓSITO DE LA CUARESMA

Publicado en por Fraternidad Laical Dominicos San Vicente Ferrer

        A la luz de Juan 4,5-15. 23-30.

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 1.   Jesús, cansado del camino, se había sentado junto al pozo. Era mediodía. Una mujer de Samaria fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".

 

 

     Jesús ha caminado toda la mañana desde Galilea. Tiene sed. El cansancio es un desvanecimiento parecido a la muerte. El agua es el sustento que devuelve la fuerza perdida. Pero no logra refrescar el alma. Desde la Cruz, Jesús dijo: “tengo sed”, pero no pudo contener la muerte. Humanamente no resiste a la muerte. Es vencido como todo mortal.

 

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     Pide agua a la Samaritana. Jesús sólo desea fortalecer su cuerpo para seguir el camino. Pero ese es el momento donde se da a conocer delante de aquella mujer. Entonces, cambia su idea. Ya no habla solo de “agua”, sino también de “agua viva”.

 

 

     La Samaritana no es capaz de darle agua porque el pozo de donde Jesús espera beber es del pozo interior. De la profundidad de la vida. No es capaz, su humanidad aún no ha dado el salto a la autenticidad humana. Se ha conformado  "con su agua". Sus "cinco maridos", beben de su agua, pero siguen con sed.

 

 

     La persona vacía, no puede dar de beber. Esas personas son aquellas que se han aferrado exclusivamente a lo humano, no pueden ver más allá.

 

 

 

2. La Samaritana dice: "Señor, ¿De dónde sacas esa agua viva? Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna".

 

Pozos Azules
 

     Jesús saca el agua de su propio pozo. De dentro de él mismo. El agua viva es profundidad. Es alcanzar lo divino desde las propias raíces humanas. Es el rostro que hace transparente el rostro de Dios, como agua que deja ver el fondo o cristal que deja pasar la luz. Es el rostro iluminado. En camino.

 

 

     La Samaritana busca sacar agua del pozo de Jacob. Es el intento de vivir y sobrevivir en el cansancio, en los límites de la vida humana. Sin profundidad. Es conformarse sólo con lo humano, como trabajar para vivir, casi como los animales. Es sobrevivir enfrentando al otro, es llenarse de las satisfacciones que nos dan las cosas y los momentos, que traen inyectada la soledad y el vacío. Dar de eso, es hacer aquel que nos recibe en pordioseros permanentes del amor.

 

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     La samaritana descubre las cosas con las que llena su cántaro (sus maridos). No tiene más. No puede ver más allá. Su agua es agua de estanque, no corre. Es un coco vacío.

 

 

3. La mujer dejó su cántaro, corrió a la cuidad y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?”. Salieron de la cuidad e iban hacia él.

 

 

     El cuerpo/la persona es el pozo/lugar donde acontece el encuentro con Dios y con uno mismo.

 

 

 

pozo-de-jacob.jpgPara que ese encuentro sea posible, es necesario que se den al menos nos cosas previas. Primero, mirar hacia dentro de sí mismo, para examinar su propia humanidad. Segundo, vaciarse de sí mismo, de las cosas que tiene dentro, para dejar espacio a Dios y a las otras personas. Es olvidar nuestro viejo cántaro, que se llena y se vacía. Ese que no es capaz de hacer nacer de sí mismo el manantial de vida.

 

 

     Sólo entonces corremos a la ciudad. Ahí donde está la gente. Quienes esperan ver beber del agua viva. Les encaminamos, les enseñamos el camino, que ya conocemos.

 

 

     Cuando me lleno de Dios, entonces, yo mismo me convierto en manantial de donde emana para los otros el agua para su cuerpo cansado y para su alma sedienta de Dios.

 

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     Es precisamente entonces cuando la persona humana ha encontrado el sentido de su vida. Es el momento cuando salimos de la ciudad al encuentro de Él, como la Samaritana.

 

 

     Vaciarse de sí mismo para llenarse de Dios es divinizar nuestra propia humanidad. Es abrir la puerta "a los otros", que entren, beban del agua de nuestro pozo. Beban humanidad.

 

 

Escribió:
Fray José Guillermo Delgado Acosta, OP
Casa Santo Domingo, Cobán, A.V. Guatemala, C.A.

 

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J
<br /> Fray Guillermo, me gusta mucho su reflexión teológica que hace del pozo, para llenarnos de Dios y tender hacía El, es necesario vaciar nuestro "propio pozo" de todas las cosas que están de más, las<br /> que no sirven, las que nos alejan de Dios; para volverlo a llenar luego, de Dios, y al llenar ese pozo de Dios, toda "el agua" que salga de ahí será capaz de volver verdes los desiertos,<br /> fructíferos los "arboles que no dán fruto" (gentes sin vocación de servicio; darán vida, porque el agua eso es vida y si está amalgamada con Jesús serán torrentes de agua viva, que empañará al<br /> prójimo y tenderá hacia Dios.<br /> <br /> <br />
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