“JESUS SE APARECE EN MEDIO DE SUS DISCIPULOS Y LES DESEA LA PAZ”

Publicado en por Fraternidad Laical Dominicos San Vicente Ferrer

 

A la luz de Jn 20, 19-23


 

          Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con ustedes. Como el Padre me envió yo también los envío”. Dicho esto sopló y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”.


 

Palabra del Señor.

 

 

 Las palabras del resucitado en medio de sus discípulos son muy deseadas ante la realidad que hoy estamos viviendo en nuestro país, puesto que desde hace muchos años soñamos con una verdadera paz, anhelamos una verdadera paz, hay varias generaciones de ciudadanos que no han vivido en un ambiente de paz, porque desde 1960 hasta 1996 se vivió un enfrentamiento armado interno que desangró Guatemala por casi 36 años entre las fuerzas gubernamentales y las guerrillas  izquierdistas agrupadas en la URNG (Unidad revolucionaria nacional guatemalteca); tiempo  durante el cual se masacraron hombres, mujeres y niños.


 


         Después de cinco años de negociaciones, el 29 de diciembre de 1996, se suscribieron en el Palacio Nacional de la Cultura “Los acuerdos de paz, firme y duradera”. Flamante nombre que se quedo únicamente escrito en el papel, sin haberse cumplido hasta nuestros días todos sus propósitos, porque dejaron de rugir los fusiles del ejercito y los de la guerrilla, pero no se han callado los de la delincuencia que todos los días se escuchan a lo largo y ancho del país como consecuencia de la ingobernabilidad que se vive actualmente; según los datos oficiales ese enfrentamiento armado interno dejo 200,000 personas muertas, 50,000 huérfanos, 45,000 viudas y un millón de desplazados; y según las estadísticas solo el año pasado hubo más de 6100 muertos solo como consecuencia de hechos delictivos, sin contar huérfanos, viudas y desaparecidos, lo que convierte a Guatemala en uno de los países mas violentos de América Latina.

 

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         Lo anterior nos obliga a todos a guardarnos en nuestras casas al filo del atardecer, por temor a lo que pueda suceder, al igual que aquel tiempo en que los discípulos del Señor se encontraban escondidos por temor a los judíos, pero  al menos ellos si  sabían a quien temerle, sabían de quien tenían que cuidarse, caso contrario del guatemalteco que no sabe de quien esconderse y a quien temerle, si usted viene de camino y se encuentra con un puesto de registro inconstitucional   después de las seis de la tarde y le hacen un alto, no sabe lo que pueda pasar, porque según denuncias que se escuchan todos los días, las fuerzas de seguridad del estado, están atestadas de malhechores, que vestidos con uniforme  y amparados por la ley, delinquen a diario.


 

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        ¡La paz este con ustedes! deseo mejor y mensaje más oportuno no podemos escuchar hoy; Cristo lo da  en aquel tiempo, en medio de las contrariedades de la vida, en un país extremadamente violento, sangrado hasta el extremo por el erario con excesivos impuestos, en medio de revoluciones y convulsión social,  sitiado y ocupado por el eje del mal en ese tiempo preciso, la Roma imperialista, resucita de entre los muertos, se aparece en medio de sus discípulos, y les desea la paz, sin duda alguna lo que sus paisanos  habían ya perdido desde que fue aprehendido en la noche, traicionado y juzgado en el juicio más infame de la historia de la humanidad. Lo mismo nos desea a nosotros hoy, ante circunstancias similares, “la paz este con ustedes” y este mensaje debe resonar tanto en nuestras mentes como  en nuestros corazones a efecto de que todos y cada uno de los habitantes de este país, trabajemos por la paz, trabajemos por los derechos humanos, por mantener sanas relaciones interpersonales entre nosotros y los pueblos, por la concordia entre todos los habitantes de este país.


 

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        En aquel tiempo Jesús mostró a sus discípulos  sus manos horadadas  por los clavos y el costado abierto por la lanza  por amor a la humanidad; en este tiempo a nosotros nos corresponde hacer lo mismo, rompámonos las manos, que se encallen nuestras manos, que se partan las mismas de tanto trabajar por la paz, la justicia y el derecho, por sacar a Guatemala de la pobreza y la ignorancia extrema, agarremos el arado, la pala y el azadón, empresarios, abogados, arquitectos e  ingenieros, médicos y campesinos todos por igual, hoy más que nunca urge una verdadera despistolizacion en Guatemala, las armas que tengamos no sirvan más para intimidar, herir, matar o delinquir, sino que sirvan para algo útil, ya en el Antiguo Testamento el profeta Isaías profetizó diciendo: “harán arados de sus espadas y sacaran hoces de sus lanzas. Una nación no levantara la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra” (Is 2, 4);  Consejo más sabio y más oportuno  no podemos encontrar y llevar a la práctica hoy para mantener la paz entre los hombres y los pueblos, sigamos el ejemplo del pueblo del Perú que entre el año 2005 y 2006  construyó instrumentos para labrar la tierra con el fierro obtenido al fundir  todas las  armas incautadas al narcotráfico, al crimen organizado y a la delincuencia común. Hoy ese fierro que un día sirvió para delinquir es utilizado en los campos en donde todavía se utiliza al buey para arar los mismos. Un segundo lote de armas que se dio de baja de la policía y el ejército de ese país también se fundió  para construir instrumentos de labranza, en Guatemala debiera hacerse lo mismo y evitar así que en el interior de los cuarteles se pierdan las armas y sean vendidas a la delincuencia como sucedió en fechas recientes.-


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        Ante tantos problemas podríamos suponer que no tenemos esperanza, que nunca lograremos la paz y todo lo que de ella se deriva, pero en medio de nosotros y nuestras circunstancias Cristo se vuelve aparecer de la misma forma en que lo hizo en aquel tiempo pasado,  en medio de todos nosotros y nos dice “La paz este con ustedes” y nos anima a seguir adelante, nos da valor, nos da fuerzas para el camino, nos anima a seguir viviendo, a no seguir escondidos, porque a partir de aquel momento en que les sopla el Espíritu Santo ya no estamos solos, Cristo se va pero se queda y como la paz proviene del perdón de Dios,  faculta a sus apóstoles y a sus sucesores para que puedan perdonar todos nuestros pecados, por terribles que estos sean.-


 


        En esta tarde Cristo nos vuelve a enseñar sus manos horadadas por los clavos de la cruz, nos las enseña en nuestros hermanos más humildes, los más necesitados, las mismas manos que Cristo nos muestra hoy son aquellas manos limpias que no claman la sangre de ninguno, aquellas manos cansadas y arrugadas de tanto trabajar, aquellas manos que son explotadas en la fabrica, en el taller o en la oficina, aquellas manos explotadas por el látigo del desprecio, de la injusticia, de la opresión, de la maldad, de los bajos salarios, salarios de hambre, salarios de muerte que están de moda en toda Guatemala. No puede reinar nunca la paz ante circunstancias similares. Por eso en esta tarde yo quiero exhortarlos a que trabajemos por la paz, a que trabajemos por los derechos humanos, a que trabajemos por la vida, porque mientras hagamos lo contrario nunca veremos la paz, la verdadera paz, aquella paz que sobrepasa todo entendimiento (Flp 4, 7), la paz que Cristo nos ofrece nuevamente hoy, cuando nos dice: “La paz este con ustedes”. Así sea.-

 

 

 

 


Predicó:

José Luis Riveiro Fernández, OP

Parroquia San Francisco Javier

Cobán, A.V. Guatemala C.A.  21 de Mayo de 2,010

 

 

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