“TRAS LAS HUELLAS DEL MAESTRO”
El Viernes Santo recién pasado, un grupo de feligreses de la Parroquia de San Martín de Porres, juntamente con su párroco el Presbítero Giovanni Morán, fuimos invitados por la Hermandad de Jesús Nazareno del Perdón para hacer el Vía Crucis, que en latín significa “camino de la cruz” desde la Parroquia del Calvario hasta Catedral, ubicada en el centro de la Ciudad de Cobán, Alta Verapaz, Guatemala, Centro América.
Todo ese recorrido se llevó a cabo en el término de cuatro horas, habiendo comenzado a las 0800 horas y finalizado al filo del medio día, frente a la cátedra del Obispo, después de re-vivir los catorce eventos que hace dos mil años padeció Cristo desde Jerusalén hasta el monte calvario, eventos que comenzaron con su aprehensión e injusta condenación hasta la infame crucifixión. Hacer ese recorrido es re-vivir, es re-encarnar, es conmemorar los catorce sucesos padecidos por Cristo desde Jerusalén hasta el Gólgota, es actualizar el pasado en un presente que pareciera ser no tiene futuro, por los acontecimientos sociales, políticos y económicos que se viven en Guatemala del siglo XXI, muy parecidos a los de la Palestina del Siglo I de la era Cristiana.
Pero los acontecimientos que se dieron en la vía dolorosa no se quedaron ahí, en medio del sufrimiento, del dolor, de la infamia, la traición, sino que tuvieron respuesta el día domingo a muy temprana hora, hora en que Cristo venció a la muerte y resucitó, motivo de esperanza para todos aquellos conciudadanos que seguimos clavados en la cruz del pecado, la maldad, de lo absurdo y de lo adverso entre otras cosas; porque la resurrección del Maestro es nuestra propia resurrección.
Durante todo el trayecto la hermandad llevó a cuestas una imagen de Cristo cargando su cruz, para re-vivir los catorce eventos que nos adentran en el misterio y en la meditación de la pasión del Señor, esas estaciones son: 1) Jesús es condenado a muerte; 2) Jesús carga con la cruz; 3) Jesús cae por primera vez; 4) Jesús se encuentra con su Madre; 5) El Cirineo le ayuda con la cruz; 6) la Verónica limpia su rostro; 7) Jesús cae por segunda vez; 8) Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús; 9) Jesús cae por tercera vez; 10) Jesús es despojado de sus vestiduras; 11) Jesús es clavado en la cruz; 12) Jesús muere en la cruz; 13) el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y 14) El cuerpo de Jesús es dejado en el sepulcro.
En cada una de esas estaciones se leyó el evangelio alusivo y se hizo una reflexión sobre el mismo. “Idolatría e ignorancia” criticaron algunos, pero la idolatría y la ignorancia nace del desconocimiento y muchos no saben que estos cortejos procesionarios son el único evangelio que muchos de nuestros hermanos leen tan sólo una vez al año, tomando en consideración que nuestro pueblo se encuentra ocupando un lugar preferencial dentro del top ten de los pueblos más pobres de Guatemala y que consecuentemente con ello, el índice de analfabetismo es superior al 65%; por lo tanto este es el único evangeliario que muchos tienen para saber de aquellos acontecimientos que marcaron nuestra historia, que cambiaron el calendario y la vida de muchos; no obstante, lo anterior, a más de uno vi mirando de soslayo esa actividad, actividad que constituye una de las riquezas del grupo religioso mayoritario más importante del mundo, desde el punto de vista histórico, teológico, sociológico, antropológico y cultural, patrimonio intangible de la nación como fuera declarado en fechas recientes por la Presidencia de la República.
Pero, veamos las críticas con indiferencia porque la fe y la iglesia no necesitan que alguien las defienda, la defensoría se da cuando lo que decimos es coherente con lo que hacemos sin entrar en burdas discusiones; fe y vida que sin duda alguna muchos tenemos que conyugalizar a efecto de que el sacrificio de la cruz no se haya vivido en vano.
José Luis Riveiro Fernández, OP
Santo Domingo de Cobán, 4 de Mayo de 2011