“Y DIOS DIJO: HAGASE LA PALABRA”

Publicado en por Fraternidad Laical Dominicos San Vicente Ferrer

EL PODER DE LA PALABRA 3ª PARTE

 


 100215 110907   ¡Soy un Rey! ¿Y sobre que reino reinas? ¡Sobre el reino de mi mismo! El reinar sobre nosotros mismos, demanda muchas exigencias a las cuales tenemos que atenernos y cumplirlas al pie de la letra. Significa que debemos  renunciar a muchas cosas y entre las tantas cosas a las que debemos renunciar en adición a todos las situaciones que vimos anteriormente, esta la renuncia total y absoluta de un liderazgo endeble, un liderazgo raquítico, porque a causa de un liderazgo de esta naturaleza hay tantos hombres y mujeres que parecen marionetas en las manos de otros, son manejados al sabor y antojo “del otro”. Son los tontos útiles que deambulan en las organizaciones como barcos sin velero ni timón, siempre a la deriva. Son los que nunca se comprometen, los que nunca actúan o si lo hacen lo hacen de una forma tardía, prometen, ofrecen, pero no se comprometen y por lo tanto no cumplen.  Sus promesas casi siempre son insatisfechas, casi nunca se cumplen y en el peor de los casos jamás se cumplen. Son promesas del diente al labio, que se engendran “extrauterinamente” nacen de los labios hacia afuera, no desde nuestras entrañas y por eso el decir con el hacer no son coherentes, no hacen binomio, no son buen partido.

 

 


     Nietzsche, el filósofo que planteo  la muerte de Dios dijo en una oportunidad que los seres humanos son animales que hacen promesas; yo prefiero el lenguaje de la Biblia al que me referiré mas adelante, aunque Nietzsche considere que la creencia en Dios es una consecuencia de vida decadente, de que la idea de Dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida. Pero,  antes de continuar elucubrando, preguntémonos: ¿Qué es una promesa? Dejemos que el Dr. Rafael Echeverría nos responda categóricamente: “Las promesas, son por excelencia, aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones con otros. Cuando alguien hace una promesa, el o ella se compromete ante otro a ejecutar alguna acción en el futuro.”

 

 


     Veámoslo así: Al comienzo de cada año calendario, a titulo personal planeamos nuestro porvenir, a lo largo y ancho de todo ese año, y ese porvenir lo planeamos en el ámbito profesional, económico, familiar, espiritual, vacacional entre otras cosas a partir de nuestras particulares necesidades;  porque en Seguros GyT no nos interesa únicamente el desarrollo económico que una persona pueda lograr en el ejercicio de su profesión; sino toda una amplia gama de mejoramiento continuo incluyendo nuestra área espiritual.  En el área profesional se ha dispuesto un diplomado, una carrera técnica y una licenciatura en Seguros y Fianzas por la Universidad Galileo, para seguir mejorando.  Actualmente todos los gerentes de agencia estamos estudiando un Diplomado en Gestión Administrativa por la misma Universidad y nos estamos especializando en las técnicas del coaching. En este sentido estamos “aprendiendo a aprender” estamos “desaprendiendo” un viejo estilo de gerenciamiento” utilizado durante muchas décadas, que dejo de ser funcional y que hoy es irresoluble é impráctico.

 

 

 


     Con este desarrollo podríamos decir que nos convertiremos en una especie de alquimista, capaces de convertir el “plomo en oro” desde el punto de vista metafórico,  capaces  de hacer descubrir y  relucir ese  “acre de diamantes” que se encuentra en el interior de cada persona, “del interior  de su propio pozo” extrayendo  lo  mejor de sí mismo. Con el poder que nos da una palabra bien encaminada, bien dirigida en el momento y en el tiempo oportuno. Pudiendo hacer  una mutación maravillosa e increíble en aquellos que necesitan  un cambio radical  tanto en su manera de pensar, como en se manera de ser, de hacer, de decir, de actuar. Porque el ser humano, ese poderoso ser perfectible pero inacabado, que todos los días puede estar haciendo cambios en su vida con el poder de la palabra;  es el único que tiene el poder de mutar en su manera de pensar, es el único que puede evolucionar,  que tiene la capacidad de convertirse, el único que puede nacer de nuevo espiritualmente tal y como lo dice San Pablo a los Efesios en el capitulo 4, versículos del 22 al 24: “Despójense de la conducta pasada, del hombre viejo que se corrompe con sus malos deseos; renuévense en su espíritu y en su mente; y revístanse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios con justicia y santidad autenticas.”

 

 


     Un cambio de nuestra manera de pensar siempre trae como consecuencia un nuevo estilo de vida ¿Acaso no es esto lo que queremos? Un cambio radical en todos los aspectos de nuestra vida que nos den felicidad; traspasando todas las fronteras, porque el que no evoluciona involuciona. Por eso desaparecieron los dinosaurios sobre la faz de la tierra; porque no se adaptaron a los cambios, por lo tanto despojémonos de esa conducta de dinosaurio y sigamos adelante, cambiando con el poder de la palabra.

 

 


     “Cuando alguien hace una promesa, el o ella se compromete ante otro a ejecutar alguna acción en el futuro” dice claramente el Dr. Echeverría. ¿Y en que nos hemos comprometido nosotros los integrantes de esta agencia de seguros? ¿De este grupo eclesial? ¿De esta fraternidad?  ¡A cumplir! ¿Con quien? primero con Dios, porque el trabajo humano es una invención divina para colaborar con El en la construcción de un mundo mas justo, mas humano, mas fraterno.

 

 


     ¡A cumplir! ¿Con quien? En segunda instancia con nuestra familia, porque al cumplir con la palabra empeñada en esa promesa que hacemos cada año, estamos procurando estabilidad financiera y mental a nuestras familias, dándoles todo lo que necesitan para satisfacer sus mas elementales necesidades, que son: comida, techo, abrigo, educación, instrucción, salud física, mental y espiritual,  recreación entre tantas cosas; recordemos que “si uno no cuida de los suyos, especialmente de los que viven en su casa, ha renegado de la fe y es peor que un incrédulo.” Según lo explicita  el capitulo 5, versículo 8 de la primera carta a Timoteo.

 

 


     Y en tercera instancia debemos cumplir con la empresa que nos da la oportunidad de ser alguien en la vida; si cumplimos con Dios y con nuestra familia como se debe, cumpliremos por añadidura con la empresa que nos patrocina, cumpliendo así con la promesa empeñada, porque de la promesa que cada uno hizo, otra persona se comprometió  a otro nivel y esta otra persona hizo lo mismo a un nivel mas alto; por lo tanto si no cumplimos a cabalidad con la promesa efectuada, afectamos a terceras personas, empezando por los de nuestra casa y haremos quedar mal a las que confiaron en nosotros; entonces,  cumplamos con nuestras promesas a fin de que no nos hagamos acreedores a lo que dice el Evangelio de San Mateo, capitulo 3 y versículo 10: “El hacha ya esta apoyada en la raíz del árbol: Árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego.”

 

 


     Tal aseveración es aplicable a toda aquella persona que no produzca buenos frutos, en el hogar, en el trabajo, en la iglesia y en la sociedad; por supuesto después de haber agotado todas las instancias a efecto de que la promesa empeñada se cumpla y en este sentido; en este nuevo estilo de gerenciamiento, siempre hemos llevado a la practica la parábola de la higuera; que dice así: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al viñador: Hace tres años que vengo a buscar fruta en esta higuera y nunca encuentro nada. Córtala que encima esta malgastando la tierra. El le contesto: Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.” (Lucas 13: 5 al 9)

 

 


     ¿Acaso no hemos actuado así? Con el árbol que no quiere dar fruto; ¿Acaso no lo hemos abonado? Con programas de reentrenamiento, coaching, feedback, asistencia técnica personalizada, acompañamiento técnico. ¿Acaso no existen en cada uno las motivaciones tanto intrínsecas como extrínsecas para ponernos en movimiento?

 

 


     ¿Acaso no hemos visto el cambio en algunas personas? Que se dejan guiar, que son dóciles, que son humildes y no autosuficientes. Aquellos que se auto ayudan y a la vez buscan también ayuda.  Acaso no hemos visto el cambio en todas aquellas personas que primero confiaron en El Señor y después en ellos mismos; cumpliendo con sus promesas en todo su entorno;  dando fruto a todo tiempo, según nos narra Jeremías en el capítulo 17, versículos 7-8: “¡Bendito quien confía en el Señor y busca en El su apoyo! Será un árbol plantado junto al agua, arraigado junto a la corriente; cuando llegue el calor, no temerá, su follaje seguirá verde, en año de sequía no se asusta, no deja de dar fruto.”

 

 


     Así  serán todas aquellas personas que cumplan con la promesa empeñada haciendo según lo que les corresponde, al estilo de Jesús, que nunca dejo de cumplir con las promesas que nos hizo a través de todos los tiempos: “Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Mt 28,20). “Porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.” (Hebreos 13,8).-

 

 

 


 

Escribió:
José Luis Riveiro Fernández

Diplomado en Teología.

Cobán, Guatemala, C.A. 14/03/10.-

 

 

 

 

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