MARIA, REINA DEL AMOR

    



"La Piedad"
Miguel Angel

Hermanos y hermanas tengan muy buena tarde.

          Cuando yo era un niño de aproximadamente unos 8 o 10 años de edad, recuerdo que muchas  veces  acompañe a mi abuelo materno a misa a la iglesia Catedral y otras veces al calvario, a esta ultima siempre íbamos unos días antes de la celebración del día de los fieles  difuntos, pues mi abuelo siempre iba a adornar, a limpiar y pintar la tumba de su padre, que hasta el día de hoy esta enterrado en el cementerio del calvario; a pesar de mi corta edad, me daba cuenta yo que  en ambas iglesias  las imágenes que existían de la Santísima Virgen María, eran diferentes, realmente a mi no me gustaban mucho porque me daban miedo, el pelo siempre lo tenían despeinado y me parecían enormes  y aparte de ello que los mayores casi siempre utilizaban estas imágenes para infundirnos temor, ante todo durante la celebración de la semana santa, porque algunas veces en la casa de mis abuelos ponían un altar y la procesión  hacia en ese lugar un alto, para entonar una marcha.

     Hoy, sabemos que hay tanta imagen y advocación  de nuestra Santísima Madre, como pueblos hay en el mundo, no hay pueblo en el mundo en donde no  haya un altar dedicado a esta Santa Señora y muchos pueblos  llevan también su nombre, pero todos y cada uno de esos nombres y esas imágenes  corresponden a la misma Señora, a la única, a la Madre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo Rey.

     Cuando me dieron el privilegio de venir a predicar esta tarde sobre la Reina del Amor, no sabia sobre que escribir pues los Santos Evangelios nos dicen muy poco sobre esta Santa Señora, y después de leer los evangelios me puse a ver un libro en donde están los museos del Vaticano y dentro de toda la imaginería sagrada que pude ver allí,  me llamaron  la atención muchas pinturas que datan de la edad media como la Anunciación del Ángel, la Visitación de María a su prima Isabel, pintura de 1660 y La Piedad de Miguel Ángel, esta última me encanto porque es una representación de nuestra madre desconsolada y bañada en lagrimas, contemplando el cuerpo sagrado, ya muerto de su queridísimo hijo, nuestro Señor Jesucristo, descansando en sus virginales brazos.

     Cuando le conté a mi esposa que tenia que predicar sobre María, como reina del Amor, me dijo que no me alcanzaría el tiempo para hablar de ella y efectivamente, hablar de su amor nos llevaría toda la noche, porque ella es un manantial de amor, ella desborda amor, de ella brota amor y  ella encarno el amor, Jesucristo El Señor y tomando en cuenta que ella por amor a su nación y a Dios por sobre todas las cosas encarno al amor perfecto, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre no encontré palabras mas significativas, sublimes y especiales para referirme a María, como la Madre y reina del amor, porque si Dios es amor, según lo expresa San Juan en su primera carta (1ª. Jn 4,8) María por consiguiente es madre del amor, porque ella es madre de Dios, al haber engendrado a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.

     Me es grato inspirarme en lo que le dice San Juan en esa carta  porque estoy completamente seguro que nuestra Santa Madre por ser madre del Verbo encarnado, de Dios hecho hombre, Jesucristo El Señor, supo vivir todos los días de su vida, irradiando amor, supo llevar amor a todas partes y a todas las gentes, supo vivir con amor en todos los momentos de su vida, tristes y alegres, difíciles y fáciles y asi como todo lo que hizo lo hizo con amor, también todo lo que sufrió, lo sufrió  con amor, aceptando todas aquellas circunstancias dolorosas por las que también paso  con amor, sin murmurar, sin chistar palabra, sin quejarse de su suerte, ella supo llevar los problemas de la vida con santidad, porque ni aun ella, escogida por Dios para ser la Madre de su Hijo estuvo exenta de los problemas y sinsabores que nos da la vida;  Y con la inspiración que me han dejado las   obras de arte que les mencione anteriormente,  permítanme imaginar que frente a todos nosotros hay varios  cuadros y en cada uno de esos cuadros veremos cara a cara tanto las alegrías como las tristezas que vivió nuestra Santa Madre María, cuando recorrió los caminos de este mundo, de la mano con Jesús.

PRIMERO: Dibujemos en ese primer cuadro  ustedes y yo, lo que nos narra  San Lucas en su Evangelio cuando Dios envió al Ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret a visitar a una virgen prometida en matrimonio a un hombre llamado José, la virgen se llamaba María, entra el Ángel y le dice: Alégrate llena de gracia, el señor esta contigo, ese saludo la desconcertó y se pregunto que clase de saludo era ese, el ángel le contesta, no temas María que gozas del favor de Dios, mira concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, ella le pregunta como sucederá eso si no convivo con un hombre, nuevamente el ángel le responde: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el consagrado que nazca llevara el titulo de hijo de Dios.

De entradita el ángel le da el titulo de hijo de Dios al hijo que tendrá María y al haberla favorecida a ella como madre del Hijo de Dios, todas las madres aquí presentes gozan también del favor de Dios, heredado a través de la santísima Virgen María, heredando también los hijos de estas el titulo de hijos de Dios, porque Jesucristo nos enseño a decirle Abba padre, papito a Dios todo poderoso, ese fue el primer  gran amor que María recibe del Padre, que alegría ha de haber sentido cuando el niño empezó a formarse dentro de  su vientre, sus primeras pataditas y al igual que todas ustedes también ha de haber tenido sus antojos, nauseas, mareos, pasan los nueve meses y el niño nace en un pesebre de Belén, pobre, según la tradición nació entre  un buey y el burro de José, cumpliéndose asi lo que había anunciado el profeta Isaías “el buey a conocido a su dueño y el asno el pesebre de su Señor” Esa noche un coro de ángeles alaban a Dios diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres amados por el. 

     Rápido pasan los primeros días y a los cuarenta días de nacido el Niño, se llevo a cabo la purificación de María y también la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, en donde sus padres por ser personas muy pobres, ofrecieron por su rescate un par de tórtolas. Entonces se hace presente el viejo Simeón, a quien Dios había prometido que no moriría sin antes ver al Mesías. “Una espada atravesara tu corazón” profetizo el anciano y ese fue el primer gran dolor que María  durante los próximos 33 años tuvo que llevar dentro de su pecho, pero como “el amor todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” ella acepto todo aquello que guardaba en su corazón, acepto de antemano todo el sufrimiento que le habían anticipado, pero ella creía en todo lo que su hijo amado le decía, por eso  fue sin duda alguna la primer evangelizada, me imagino que ella esperaba el reino que Jesús tanto anuncio y por eso lo aceptaba todo, alegrías y tristezas siempre van de la mano y María no fue exonerada de sufrir las penas que en esta vida todos tenemos de una u otra forma.

SEGUNDO: En el orden cronológico que nos narran los santos evangelios, podemos ver que la  segunda gran pena que tuvo que pasar nuestra Santa Madre María, fue el de la huida a Egipto que nos narra San Mateo, veamos el cuadro: Tenían algunos meses de instalados en la casa de Nazaret, cuando un Ángel se le aparece en sueños a San José y le dice “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto y quédate allí hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”

     José en el acto despertó a María, cargo su vehículo, no era un Mercedes Benz, ni cosa parecida, sino  un burro seco, viejo y orejón que tenía como única riqueza, lo carga con lo mas indispensable y salió con María y el niño, usando veredas poco transitadas y evitando pasar por poblaciones para que no los vieran, regresando hasta que había pasado el peligro con la muerte de Herodes.  Durante ese tiempo la Virgen María demostró un amor paciente y servicial, no aparento durante el tiempo que estuvo en Egipto, ni fue orgullosa, ni actuó con bajeza, no busco su propio interés, ni se irrito, no pidió un trato diferente por ser la madre del Hijo de Dios, ni busco como vengarse de sus transgresores,  sino que dejo atrás las ofensas y las perdono sin duda alguna, tal y como dice el himno al amor cristiano.

     Con la huida a Egipto, Jesús se convierte en el primer inmigrante que atravesó la frontera para huir de la muerte y dos mil años después seguimos contemplando los mismos problemas, cuantos connacionales atraviesan la frontera para huir del hambre, de la falta de empleo, de oportunidades y de la muerte que hoy esta de moda en toda Guatemala, como consecuencia de la descomposición social, política y económica que estamos sufriendo. En Dios confió, dicen los gringos en sus dólares, cual será el Dios de ellos cuando solo piensan en la explotación, en el imperialismo y en la discriminación porque la mayoría de gente que es deportada, no sin antes haber sido encarcelada, violada y maltratada es centro americana o mexicana.

TERCERO: La primera mención que se hace de María, luego de haber regresado de Egipto, es cuando Jesús tenía 12 años y fue llevado a Jerusalén por sus padres con motivo de la pascua. Terminada la fiesta mientras María y José  regresaban a Nazaret, Jesús se quedo en Jerusalén, sin avisarles para charlar con los doctores de la ley en el templo y cuando llego la noche se dieron cuenta que Jesús no estaba en el grupo.

     Finalmente, luego de una angustiosa búsqueda, lo encontraron, y ante el reclamo de su mama: Hijo porque nos hiciste esto, he aquí que tu padre y yo te estuvimos buscando llenos de dolor” a lo que Jesús responde, ¿Porque me buscaban, no sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?

     María y José quedaron consternados por la respuesta de Jesús, quien regreso con ellos a Nazaret y estuvo bajo la tutela de ambos. Hoy al igual que María cuantas madres no han sufrido el abandono de sus hijos queridos, hijos que han tenido que emigrar al extranjero en búsqueda de mejores oportunidades materiales o en búsqueda de un mejor estudio,  hijos que han sido secuestrados y que nunca volverán, hijos que han sido asesinados  y fueron  enterrados como XX y que no aparecerán nunca, pero ellas al igual que la Santísima Virgen no pierden nunca la esperanza, ese corazón de madre les dice que pronto aparecerán y como el amor que brota del corazón de María, porque ella sabe que el amor nunca terminara, las otras madres al igual que ella, mantienen viva esa llama del amor, es lo ultimo que muere en ellas, siempre buscan un pretexto para amar sin condiciones, y por ese gran amor que ellas saben tener, mantienen  vivas la fe, la esperanza y el amor,  sin duda las tres cosas que María siempre guardaba en su corazón.

     Al igual que las familias de este tiempo presente, María disfrutaba y compartía sus momentos alegres en familia, junto a su hijo y los discípulos de este, es invitada a las bodas de un su medio pariente en Caná de Galilea, María que se da cuenta de que se había acabado el vino, le cuenta a Jesús que no tienen vino, a lo que le contesta “Que quieres de mi mujer, mi hora aun no ha llegado” pero esa respuesta lejos de enojarla por las palabras de Jesús, les dice a los que servían hagan lo que el les diga. Como pueden ver ella no se enojo, no grito, no maltrato a su hijo, con suma delicadeza y tacto lo compromete amorosamente y Jesús termina haciendo lo que ella quiere. Igual que los hijos y las madres de este tiempo.

CUARTO: Pero como no todo en la vida  es color de rosa, al igual que muchas de ustedes madres, ahora también le toca a María, soportar la pena, la angustia, el llanto y la maldad que se ve en el juicio mas injusto, parcial he inhumano que se haya visto jamás en la historia de la humanidad,  Jesús por decir la verdad, por llamarse hijo de Dios y por andar haciendo el bien, es condenado a muerte y una muerte en cruz. Aunque nada se dice oficialmente de la presencia de María en las horas terribles del Camino de Jesús hacia el calvario, según la tradición se produjo un encuentro cara a cara entre Jesús y su Madre, mientras el iba cargando con la cruz a cuestas, Jesús le dice, “mira madre yo todas las cosas las hago nuevas” en esos precisos momentos María ha de haber corrido toda la película de su vida, desde aquel momento en que ella le dijo Si al Ángel hasta esos precisos y angustiosos momentos, María nacida para amar y ser amada, hoy sentía el frio  filo de la espada atravesando su corazón tal y como le dijo el viejo Simeón, con cuanto amor amo a su hijo querido, cuanto cuidado le prodigo, con cuanto celo le cuido, con cuanto amor lo instruyo, porque ella ha de haber sido sin duda, quien le enseño las primeras letras, a rezar el Shema, y efectivamente ella también junto a su divino hijo estaba haciendo todas las cosas nuevas, porque a partir de las próximas horas tendría que aprender a vivir sin la presencia física de Jesús, sin oír su voz, tendría que aprender a estar sin El.

     Pero ella como el caudal de todas las gracias y del amor del Omnipotente, sabia que su hijo amado también por amor tendría que tomar ese cáliz tan amargo, por amor a la humanidad, porque tal y como lo dijo su hijo, no hay amor mas grande que el que da la vida por sus amigos y en esa hora El estaba dando la vida por la salvación del mundo entero.

QUINTO: Otra de las obras que me invitaron a la contemplación y a compartir con ustedes lo contemplado  fue “La Soledad” El hijo fue sepultado ya, y la madre ha sido privada, incluso del divino cadáver de su hijo, para contemplarlo, para abrazarlo y besarlo como cuando era niño. Inspirado en la soledad dibujemos juntos otro cuadro, conteniendo los otros tres dolores que nuestra reina y madre  sufrió en su corazón; que  son la crucifixión, el descendimiento de la cruz y la sepultura, en un primer momento es aquí en donde los evangelios nos muestran a María junto a su hijo amado, al pie de la cruz, cuando El ya moribundo señala a Juan, el discípulo amado y le dice Mujer he ahí a tu hijo y refiriéndose a Juan le dice hijo he ahí a tu madre, se la deja al discípulo que el mas amaba, porque ella estaba prácticamente sola en la vida, su castísimo esposo San José, ya hacia mucho que había muerto, no tenia mas hijos, no tenia a nadie que cuidara de ella.

     Algunos teólogos sostienen que cuando se refiere a Juan y le dice he ahí a tu madre, es un modo de decir las cosas, aquí se esta refiriendo a toda la humanidad, Juan en ese preciso momento representa a todos los hombres y mujeres de este mundo, nos la esta regalando, nos la esta dando como madre y cuando se refiere a ella y le dice he ahí a tu hijo, también es un modo de decir las cosas, cuando le dice tu hijo le esta regalando a la humanidad entera, para que ella nos trate como tal, como a hijos suyos también, para que nos trate igual, con el mismo amor que lo trato a El cuando anduvo por los caminos de este mundo. Jesús se va, pero se queda y María que todo lo guardaba en su corazón sabe que Jesús sigue con ella pero de un modo diferente y ella que lo único que sabe hacer es amar, sabe que por amor su hijo se va, porque de esa forma  vendría el Espíritu Santo consolador y ella estuvo presente aquel día de pentecostés y fue también nuevamente llena del Espíritu Santo, por amor a su divino hijo juntamente con los apóstoles en aquella hora inician un trabajo arduo, tesonero y constante de evangelización, inician la iglesia, única, santa y católica, ella sabe que Jesús tuvo que irse para sentarse a la derecha del Dios todo Poderoso, a preparar una habitación para nosotros, para que donde El este nosotros también podamos estar un día y de la misma forma que su hijo amado dejo físicamente los caminos de este mundo. Y cumplida su misión, la reina del amor se va, para convertirse en la reina del cielo y encontrarse nuevamente con su hijo muy querido y ella que por amor había cumplido la voluntad de su sacratísimo hijo, quiso imitarle en todo, hasta en la muerte y asi como nuestro Rey, Señor y Salvador Jesucristo asciende al cielo después de la resurrección, ella es asunta al cielo por voluntad de la Santísima Trinidad, Jesús  viene a traerla y se la lleva cargada, en una suave puesta de sol de un magnifico atardecer después que ella exhala el ultimo suspiro, la madre de la vida y del amor encarnado entregaba su alma.

¿Por qué moría mi Madre? Moría de amor, porque habiendo participado de todas las alegrías y las penas  de Jesús, no quiso dejar de pasar por la muerte, para imitar en todo, a su Dios y Señor, el tuyo y el mío, Jesucristo redentor.

     Entonces, ¿de que murió la madre de Dios? ¡La Santísima Virgen murió de amor!

     San Francisco de Sales, describe asi este sublime acontecimiento: ¡Cuan activo y poderoso es el amor divino! Que no les extrañe si les digo que nuestra señora de el murió, pues llevando siempre consigo, en su corazón las llagas del hijo, las padecía sin consumirse, pero finalmente murió, por el ímpetu del dolor. Sufría sin morir, pero al fin murió sin sufrir. ¡Oh pasión de amor, oh amor de pasión! Si su hijo estaba en el cielo, su corazón ya no estaba en ella. Estaba en aquel cuerpo que amaba tanto, huesos de sus huesos, carne de su carne y al cielo volaba esa águila santa. Su corazón, su alma, su vida, todo estaba en el cielo. ¿Por qué habían de quedarse aquí en la tierra?

Finalmente, luego de tantos vuelos espirituales, tantos arrebatos y tantos éxtasis, ese castillo santo de pureza y humildad se rindió al último asalto del amor, después de haber resistido a tantos.

El amor la venció y consigo  se llevo su bendita alma, ahora nos quedan tan solo tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

Amen.-

          Predico: José Luis Riveiro Fernández; en el Salón Parroquial, Parroquia de San Martín de Porres Cobán, A.V. Guatemala C.A. el 28 de mayo de 2009

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