EL INDIFERENTISMO Y EL RACIONALISMO

Publicado en por Fraternidad Laical Dominicos San Vicente Ferrer

       El 9 de Diciembre de 1,854, el Venerable Papa Pio IX, escribió un tema con el mismo nombre que encabeza este escrito y tomando en consideración que después de reflexionar sobre su contenido considero que el problema que ahí se comenta continua hoy vigente y  abusando de la libertad que tiene el pensamiento,  es mi deseo elucubrar sobre lo mismo previo a cumplirse en los próximos días,  145 años de haberse hecho tales aportaciones.


     Tomando en cuenta mi oficio de asegurador  puedo asegurar no  ser el mas indicado para tratar tan delicado detalle, pero lo hago con humildad en principio porque no es mi deseo ser un simple espectador del panorama que se nos presenta, sino un transformador; ahora de lo que si puedo asegurar es que mi intención certificara muchas desavenencias y malas miradas, como sin duda alguna las tuvo el Señor por decir la verdad, solo la verdad y nada mas que la verdad, pero mi anhelo mas oportuno es quedar bien con El antes que con  hombre alguno.

 

      Previo a darle alas al pensamiento, permítanme advertir  los significados de ambas palabras:

    

     El indiferentismo según el Diccionario de la Real Academia Española  es una actitud que mira con indiferencia los sucesos, o no adopta ni combate doctrina alguna, especialmente en materia religiosa y el racionalismo según la misma fuente dice que es una doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e independencia de la razón humana.

    

     En aquel tiempo el Papa visualizo a hombres dotados de gran inteligencia que aceptaban que la religión “era el don mas excelente hecho por Dios a los hombres” pero que a la vez  exaltaban en tal grado la razón humana que pensaban que las disciplinas teológicas deben ser tratadas de igual manera que las filosóficas, lo mas incierto que puede darse decía el Papa, porque las primeras estudian el misterio de la Revelación y “se apoyan en los dogmas de la fe, a los que nada supera en firmeza, nada en estabilidad, y estas se explican e ilustran por la razón humana, lo mas incierto que pueda darse, como quiera que es varia según la variedad de los ingenios y esta expuesta a innumerables falacias e ilusiones” subrayo.



     Hoy, veo como cala ese racionalismo en muchos hombres de ciencia que quieren anteponer las  ciencias humanas y lo que les dicta la razón a las verdades de la Teología, pero a diferencia de lo que vislumbro Pio IX, que en su tiempo  la teología quería  ser tratada igual que las disciplinas filosóficas; hoy la ciencia teológica se quiere  dejar  en un plano inferior y se quiere subordinar a las ciencias naturales, formales y sociales.  Para documentar lo anteriormente expuesto quiero comentar que hace aproximadamente dos años un grupo de hombres y mujeres “de iglesia” nos embarcamos en  un apostolado  de predicación.  Empezamos a predicar públicamente sin más preparación que la  buena voluntad y un poco de sentido común.  Pero lo común del sentido común es que no es muy común y eso trajo como consecuencia que algunos de los integrantes, rápido empezaran a murmurar unos y a irse otros a raíz que nunca estuvieron  de acuerdo a que se sometiera al escrutinio de los demás compañeros el contenido de su predicación, previo a que la misma saliera  a la luz publica; revisiones que eran y son necesarias para evitar pensamientos heréticos, errores dogmaticos y una interpretación literal de la palabra del Señor, porque debo añadir que algunos sin saberlo se han dejando  llevar por el influjo del pensamiento del protestantismo centroeuropeo  de interpretar con libertad las Sagradas Escrituras, sin hacer de la misma una exegesis científica. El Espíritu Santo asiste se dice, pero hay que estar concientes  que  el Santo Espíritu no asiste  en donde no hay disciplina, preparación previa y cuando no se hace una adecuada utilización de la hermenéutica.

 

 

     “Dice Juana que es mejor que se predique desde el punto de vista humano y no teológico” “Juan y Pedro todo lo ven desde el punto de vista teológico y por eso creen tener la razón”,  “ a mi me parece bien lo que predicaste”, “Juan Pérez estaba bien entusiasmado  por eso no le dijimos nada” “vale mas la voluntad que la preparación”, “El Espíritu Santo nos asistirá aunque no nos preparemos bien”, “no necesitamos a ningún teólogo ni párroco  que nos asista, pues casi todos somos profesionales y sabemos que decir y  hacer” refutaron algunos y con todas estas declaraciones sentimentalistas  se le sumo al problema del racionalismo dos mas  no menos serios: El indiferentismo y la permisividad.

 

 

      Exagerado, ¡No señor! porque se empezó a ser indiferente con los sucesos actuales relativos al quehacer teológico de ser reflexivos ante la palabra del Señor y no se hizo nada por combatir las malas doctrinas, habiendo sido tolerantes en exceso  los encargados de dirimir el santo oficio de la  predicación, oficio que por la naturaleza del mismo de por si ya tiene muchos enemigos, como para sumarle a estos las consecuencias del indiferentismo, el racionalismo y la permisividad.

 

 

     El indiferentismo también se puede vislumbrar en todos aquellos o aquellas personas que habiéndose comprometido a un grupo eclesial, no están dispuestos a cumplir con las asignaciones que se les ha otorgado desde el carisma fundacional de dicho grupo, aduciendo estar en otros movimientos de iglesia y no pocas veces por esta razón se incumple con los deberes  derivados del puesto designado  o a veces se llega  tarde a las consabidas reuniones grupales o se falta a las mismas,  con esta actitud muchas veces subordinamos las cosas de Dios por las de Dios  y el tiempo ya no alcanza  para el Hacedor del Tiempo  y por querer estar en todo no estamos en nada y no servimos ni en uno ni en otro lugar con voluntad, responsabilidad, exactitud, compromiso, espíritu de servicio,  don de entrega y corazón;  características todas que debemos calcar de la Santa Madre del Señor y madre nuestra por haberlas llevado a la praxis  en todos los lugares en donde ella dejo su impronta.

 

 

     Y recordemos que estos tiempos actuales demandan del ser humano ser propositivo, proactivo y trabajar en equipo para aprender a aprender, aprender a ser, aprender a hacer, aprender a vivir y a convivir como lo hizo Cristo y recordemos también que  no todo el que diga Señor, Señor tendrá parte con El.

 

José Luis Riveiro Fernández

Diplomado en Teología

 

 

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